Eran los tiempos del Restaurador cuando ese pedazo de nuestro territorio, las Islas Malvinas, nos fue robado por el Imperio de turno. La destrucción de Puerto Soledad por parte de la marina norteamericana en 1831 dejó el terreno propicio para la invasión de estas dos islas, económicamente importantes para las potencias debido a los abundantes recursos pesqueros brindados por las aguas aledañas. Fue entonces el 2 de enero de 1833 cuando en nombre del Imperio Británico llegó la corbeta Clío a las Islas Malvinas con la orden de “invitar” a retirarse de la isla al gobernador Pinedo y demás habitantes y tropas argentinas.
El inmediato reclamo argentino en defensa de la soberanía nacional sobre las islas no fue respondido; tampoco lo es hoy, 178 años después. Sin embargo, más allá de gobiernos genocidas que buscaron legitimar su “proceso” con guerras perdidas de antemano o de los comités internacionales de “descolonización” que poco y nada logran ante las potencias, los argentinos no renunciamos a recuperar lo que nos pertenece, como herencia del imperio español, como lo marca el derecho internacional, y como corresponde a una patria que ya no quiere ser colonia.
Matías Sánchez. JP Evita La Matanza.
