Cronología del golpe cívico militar: lunes 22 de marzo de 1976 al
domingo 28 de marzo de 1976.
Sin titubeos Clarín anunciaba el inicio de la más cruel dictadura que arrasó
a una generación, diezmó a las organizaciones obreras, arrasó la industria
nacional, apropió menores de identidad para someterse mansamente a las más conservadoras
y codiciosas corporaciones.
Clarín y impúdica historia, desde esta simple exposición de algunas tapas
y resaltado de algunos de sus titulares, nos demuestra que no es la tapa del 24
de marzo de 1976 con “Nuevo gobierno” es mucho más, por ejemplo el 25 con
“Total normalidad” y debajo “Las Fuerzas Armadas ejercen el Gobierno” como si
las Fuerzas Armadas tuvieran entre sus obligaciones sostener los destinos de la
Patria desde el Poder Ejecutivo, sentenciaban desde el autodenominado “El gran
diario argentino”. Impusieron e imponen desde la reiteración y la subestimación
del lector, la agenda más corporativa hija de los monopolios que arrasó a una
generación, cercenó a las bases de las organizaciones obreras, aumentó a
niveles obscenos la pobreza que fue de la mano de la desocupación junto a la
destrucción de la Industria Nacional fomentada por una campaña antiargentina
que fue retomada en la década perdida neoliberal de los 90’s y que a grandes
rasgos desencadenó en los días de diciembre de 2011 donde la muerte se cobró
decenas de compatriotas en toda la Patria y nos sumergió en la indigencia donde
sobrevivir significaba una triste y extraordinaria hazaña.
Por supuesto que todos los males que ha padecido nuestra Patria y
nuestro Pueblo no podemos cargarlos sobre el Grupo Clarín S.A y su lujurioso
poder, no podemos caer en simplismos a los que si caen los sectores
conservadores culpando hasta por hechos irrelevantes a nuestra compañera
Presidenta, que se encuentra en franca recuperación; si en cambio debemos
pensar y repensar en los medios, que como pocas veces vistas, están en vilo y
siendo evaluados, como en el caso de Clarín, por aquel pasado donde con mancebo
esmero fue el agente de prensa de la más cruel dictadura cívico militar que
vivió arrodillada al poder económico, dando el trabajo sucio a las Fuerzas
Armadas y de Seguridad y el oprobioso lugar de encubrimiento a ciertos medios
de comunicación que por aquellos días lograron imponer términos como
“extremistas”, “enfrentamientos” y “abatidos”.
Estas palabras son un llamado a la reflexión y al uso de la memoria,
para preguntarnos ¿Queda claro porque fuimos, somos y seremos incondicionales a
este modelo nacido un 25 de mayo de 2003 cuando un flaco patagónico vino a
proponernos un sueño? ¿Al ver el pasado de los horrores cometidos por las
corporaciones, oligarquías y sus socios es posible estar de ese lado? Las
respuestas son que estuvimos, estamos y estaremos con este modelo, nacional,
popular y democrático porque han demostrado como pocos enfrentar a las
corporaciones sobre la primera pregunta y en la restante citaremos al gran
Arturo Jauretche y su Manuel de zonceras argentinas con la Zoncera N° 38:
“Dice “La Nación”...
dice “La Prensa” Esta es una zoncera complementaria de la de
cuarto poder. Pero en este caso no se trata de un poder de cuarta. Sobre todo,
no se trató.
Esta
no es una zoncera difunta como la del tirano Rosas y la piedra movediza del
Tandil, porque “La Nación” no se ha caído y a “La Prensa” la volvieron a
colocar sobre su base y se menea de nuevo. Sólo que están muy venidas a menos
porque ya no se oye como: “Dice La Nación”, o “Dice La Prensa”.
“La
Nación” afirma expresamente que es “una tribuna de doctrina” y “La Prensa” es
la doctrina misma. Sólo que ahora, nadie se entera de cuáles son sus doctrinas,
porque los editoriales no son inéditos, pero es como si lo fueran: son ileídos.
Pero el lector que regularmente los rehúye, no los puede evitar a lo largo de
la información, donde se dan las opiniones como noticias. Así, si leyéndolas
usted no se entera de cómo ocurrieron los hechos, se entera de cómo debieron
ocurrir, según la doctrina de los editoriales. De tal manera, un telegrama de
La Quiaca, de Hong-Kong, París, Nueva York o Durban, contiene más doctrina que
datos ciertos, sobre todo cuando los datos ciertos se dan de patadas con las
doctrinas, lo que revela que en “La Nación” y en “La Prensa” ya saben qué es lo
que lee el lector. Esto ha llevado a que los redactores seleccionados rellenen
y adoben los telegramas, y que los que no sirven escriban los editoriales; así
no es raro que los escriba algún Mitre o algún Paz. O los plumíferos que los
Mitre y los Paz tienen para complacerlos en sus menesteres
domésticos.”
JP Evita
La Matanza.
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